Padre Gilberto Peña Perdomo,
una vida al servicio del Catatumbo

El pasado 8 de octubre, el padre Gilberto Peña, vicario general de la Diócesis de Tibú, descansó en la paz del señor. Un homenaje a su obra y labor.

Cuando el padre Gilberto inició su camino sacerdotal llegó a la Parroquia San Martín de Porres en el corregimiento de Luis Vero, municipio de Sardinata. Luis Vero es un pueblo pequeño, apartado, incomunicado y con muchos problemas sociales. Era 1993 y la Parroquia ya llevaba siete años sin sacerdote, en ese diciembre se conocieron con José Trino Rodríguez, actual párroco del Tarra. El padre Trino recuerda lo significativo que fue para el corregimiento la labor del padre Gilberto, incluso piensa en ella y la compara con la del Santo Cura de Ars, quien llegó a un pueblito retirado y terminó siendo el corazón del mundo gracias a su espiritualidad. 

Cuando el padre Gilberto Peña llegó, Luis Vero tuvo un gran realce, pues en ese momento no había luz eléctrica y el colegio funcionaba solo hasta noveno. –Cuando él llegó, yo estaba en quinto de primaria y luego cuando él fue rector yo hice todo el bachillerato hasta décimo. Él fue mi profesor de ética, religión y filosofía en décimo. De Luis Vero hay muchas historias que contar por la forma, por la precariedad de la parroquia, pero él hizo mucho, tenía un gran apoyo de su familia, muchas obras de las parroquias por las que él pasó fueron apoyadas por la generosidad de su familia, si hay un valor a resaltar en él es la generosidad y con eso pues se ve que la familia lo ha apoyado en sus iniciativas– afirma el padre José Trino.

El padre Gilberto nació en el municipio de Rivera, Huila, el 27 de febrero de 1958 en una familia de veinte hermanos, quienes cuentan que desde pequeño quería ser sacerdote, jugaba a celebrar la misa a sus amigos y también fue acólito y sacristán. –Mi hermano era el menor, desde la infancia le gustó ayudar en la iglesia, siempre tuvo la lucecita de querer ser alguien en la vida al servicio de Dios. Se dio que él llegó a estas tierras donde lo acogieron mucho, donde entregó parte de su vida y gracias a Dios fue bendecido, se pudo ordenar. La ordenación fue en Rivera, Huila el 4 de diciembre de 1993. Mi madre tuvo la dicha de acompañarlo en el diaconado, pero no en la ordenación –cuenta su hermana Paulina.

Después, pasó a ser párroco de la Catedral de Tibú en diciembre de 1999 y ahí mismo vicario general de la Diócesis de Tibú. –Duró unos cinco años en Tibú, luego fue a Las Mercedes y también estuvo cinco años, de Las Mercedes lo trasladaron para El Tarra en donde también duró unos cinco años largos y yo le recibí la Parroquia en marzo de 2017–recuerda el Padre Trino. 

Antes de ingresar a la vida religiosa, el padre Gilberto vivió un tiempo en Medellín, allá trabajó con la EPM, pero seguía frecuentando la iglesia, asistiendo a grupos de oración y a las eucaristías. En 1987, sin decir nada, se fue para Cúcuta, donde inició su proceso de formación con los padres Sulpicianos en el seminario mayor de Cúcuta. –Cuando él se vino al seminario hubo un silencio muy grande con la familia, respetando su aislamiento, pero nosotros muy tranquilos porque sabíamos que él estaba en los caminos del señor. Todos tuvimos que hacer ese desprendimiento de familia –recuerda Paulina.

El padre Trino guarda recuerdos muy especiales del padre Gilberto, quien lo apadrinó durante toda su formación. –Él apoyó todos mis estudios, en el momento en que llega a la Catedral de Tibú yo tuve que venirme también en condición de desplazado por la situación de violencia. Yo vine como sacristán en el año 2000, al año siguiente él me preguntó si quería ir al seminario y a mí me gustó la idea porque siempre vi en él un referente. Empecé a ir al Seminario en el 2001, allá hice todas las etapas de formación, desde 2001 hasta 2007 cuando me ordenaron diácono, él fue quien me patrocinó todo– afirma.

El padre Gilberto estuvo 26 años y 10 meses consagrado al servicio de la Diócesis de Tibú, donde siempre será recordado por las distintas comunidades que acompañó y todos los proyectos que sacó adelante por los territorios.